Joana ama leer, es tan grande su pasión que ni siquiera tuvo dudas al escoger a qué quería dedicarse el resto de su vida, y era precisamente a eso, a leer (acerca de todo). La biblioteca de su ciudad la contrató un verano y supo que ese sería el trabajo ideal para ella; así que decidió que no solo trabajaría en una biblioteca, sino que ella sería la dueña de la mejor biblioteca de la ciudad (y los alrededores) para poder acercar a otros a la lectura y compartir con ellos su pasión por los libros.
Aprovechando el verano en la biblioteca y el acceso a esa enorme cantidad de libros y variedad de temas, decidió comenzar a investigar acerca de ciertos temas que ella consideraba la ayudarían no solo a lograr tener su propia biblioteca, sino a convertirla en la mejor.
De esta manera, ese verano Joana no solo encontró el mejor trabajo de la vida para ella; sino que también descubrió que ampliar tus conocimientos sobre un tema es bueno, pero contar con conocimientos en muchos temas es aún mejor; y que en ocasiones, incluso un pequeño conocimiento acerca de algo que «no tiene nada que ver con tu propósito final», puede acercarte o llevarte a alcanzar tus metas.
Soy un tipo de pocas palabras, pero siempre me ha gustado “hacerme escuchar” y jamás he dejado de compartir mi opinión acerca de las cosas importantes.
Quizá la voz no haya sido mi instrumento de comunicación más fuerte, pero encontré en mis manos el instrumento ideal para expresar todo lo que siento y pienso; y con algo de esfuerzo, trabajo constante y mucho corazón, logré que mis mensajes fueran recibidos fuerte y claro.
Mi opinión es que una buena escultura (básicamente cualquier expresión artística) no representa las cosas como las vemos o como son… sino como las sentimos; representan esa “realidad alterna” inherente a cada cosa y situación de la vida que cada persona puede traducir con base en sus experiencias y sentimientos personales, dándole miles de posibles significados.
A través de la escultura podemos establecer juicios, representar sueños e ideales, evocar momentos y sentimientos, emitir puntos de vista, realizar homenajes, incitar debates, arrancar lágrimas y sonrisas, reivindicar la historia, cuestionar nuestra existencia… y mucho más.
Así que, cuando las palabras no puedan expresar lo que sientes y piensas, intenta permitir que tus manos hablen por ti… los resultados pueden ser esculturales.
Desde niña me enamoré de las formas y colores que aparecieron en el suelo durante una excavación en el terreno frente al cual vivíamos. Descubrir conchas lejos de la playa y fósiles de criaturas inexistentes, a mis 5 años, resultó más que suficiente para despertar mi curiosidad y ese incansable anhelo de adentrarme en el conocimiento de ese mundo maravilloso que da forma al planeta en que vivimos.
Y cuando digo adentrarme, lo digo muy literalmente, pues por azares del destino aquellas conchas y fósiles (y quizá mi espíritu algo brusco, valiente y aventurero) me llevaron a la exploración de cuevas, volviéndome (por práctica, experiencia y auto-educación) en la única mujer (en aquel momento) miembro de la Sociedad de Espeleología en Francia; publicando artículos y libros reconocidos en la materia y siempre abogando por la protección de estas maravillas que muchas veces son menospreciadas y alteradas por no conocer su grandísimo valor.
Desde mi punto de vista, no existe mejor viaje en el tiempo que adentrarse en las profundidades de la Tierra, donde al prestar atención, roca a roca, línea a línea, color por color… te cuenta su historia desde su formación hasta el día de hoy sin escatimar en los detalles.
Cuando era pequeño me encantaba mirar al cielo y observar a las aves ir de un lado a otro y planear en las corrientes de aire. Solía pensar que las aves pueden ir a donde la gente normalmente no puede y me pasaba horas imaginando lo increíble que sería estar ahí arriba en el cielo, con las aves y las nubes y poder observar todo el mundo desde otra perspectiva; además de poder ir de un lado a otro de la manera más increíble que existe… volando.
Desplazarse de un lado a otro a través del aire sostenido por alas no solo es súper eficiente, sino también relajante y hermoso puesto que te permite apreciar la totalidad y majestuosidad de aquello que te rodea y conectar con la naturaleza y contigo mismo.
Volar en parapente es la forma más cercana que existe a volar como las aves; al volar de ésta manera, conviertes al viento en una parte de ti mismo, aprendes a leer cada señal invisible de cambio en las corrientes de aire y desarrollas una comunicación honesta y profunda con el clima.
La “soledad” de un pequeño vuelo puede abrir los ojos, la mente y el corazón y llenarte de una paz que únicamente logra conseguirse a través de un par de alas cerquita del cielo.
Hace algunos siglos existió una real y completa obsesión por reconocer y probar la “limpieza de la sangre” y el derecho nobiliario de las personas, lo que llevó a más de uno a caer en manos de “linajudos” (o chantajistas) que por una buena suma de dinero eran capaces de emparentarte con el mismísimo Alejandro Magno si así lo necesitabas.
Y claro, tal vez resulte interesante averiguar que aunque sea 1/32 de tu sangre pertenece a la realeza… incluso si en realidad no te sirve para nada. Pero más allá de una simple curiosidad, a Lina siempre la ha inquietado saber de dónde viene, y pensar en el mundo de posibilidades que eso ofrece suele mantenerla entretenida por horas.
En realidad, descubrir quiénes somos y de dónde venimos puede ser toda una aventura, sobretodo si como Lina estás decidido a ir mucho más allá de la abuelita y tus ancestros inmediatos.
Un poco de trabajo detectivesco por aquí, unas cuantas lecturas por allá, algunas charlas interesantes con completos desconocidos, viajes y caminatas por ciudades lejanas, una excelente labor de reportero y un análisis profundo de los hechos y las historias recopiladas seguramente harán de tu encuentro contigo mismo una aventura inolvidable a la par que procuras mantener viva la historia de la familia.
Causa / consecuencia es una relación bastante común con la cual todas las personas estamos familiarizadas: tiras el vaso-se rompe, soplas-se infla el globo, picas al león–te persigue y te come…
Pero ¿qué pasa, cuando comenzamos a pensar que esa relación de causa-consecuencia no es tan “obvia” y llegamos a considerar alternativas algo “mágicas”?
A través de la historia millones de personas han creído y confiado en la influencia que los astros tienen sobre su vida.
Reyes, emperadores, gobernantes, filósofos y hasta científicos han utilizado los consejos de las estrellas para planear su futuro y conocer (o entender) su pasado (a sí mismos o a la humanidad entera); para otros, es simplemente “blah”.
Observar el cielo, reconocer patrones, realizar cálculos matemáticos es algo que la mayoría de las personas acepta y reconoce como cierto; interpretarlos y extrapolarlos a rasgos de personalidad o a causas y efectos en nuestra vida es algo que no convence a cualquiera… ¿de qué depende? ¿inteligencia? ¿nivel de educación? ¿estado de conciencia? ¿apertura a la magia y lo sobrenatural? ¿energía?…
Lo cierto es que cada quién tiene una vocación y talentos y habilidades que la hacen posible; la mía, es hablar con las estrellas.
No inició como tal; originalmente había decidido simplemente pasear un poco, pero una vez estando fuera, una vez que sentí la libertad, una vez que el aire fresco llegó de todas direcciones, una vez que el mundo fue tan… posible, entonces lo supe; supe que mi vida no iba a suceder en un solo lugar y que viajar no sería un pasatiempo, sino un estilo de vida.
Y lo que pasa es que para mi viajar es mucho más que salir de mi casa… viajar, es conocer mi casa.
Esta linda, enorme, y diversa casa en la que vivimos miles de millones de amigos, vecinos, familiares, conocidos y prospectos que a través de un saludo, una mirada, una sonrisa o una invitación te llevan a adentrarte en cada espacio, cada cultura, cada persona… como si fuera la tuya propia.
Sé que no es para todos, hay que ser muy flexible, abierto, de trato fácil, aventurero, explorador, inquieto, apasionado, organizado, responsable y presto para aprender; y no es que yo fuera todo eso desde el inicio, pero mi pasión por «no pasar» por el mundo, sino CONOCERLO en serio, me han hecho aprender.
Hay que aprovechar las oportunidades; hoy au pair en Francia, ayer fotógrafa en Bolivia, mañana wwoofer en Canadá… y ¿después? … pues ya después se sabrá.En realidad mi nombre es Duke, y podría decirse que soy un viajero empedernido.
Hace años comencé a viajar por el mundo como cualquier turista normal, pero un tiempo después descubrí que viajar no era suficiente y que para mi era indispensable hacerlo de manera sostenible; a lugares impresionantes y adaptados para respetar la vida y hacerla perdurar, y con personas que entendieran cómo hacerlo… así, que me volví el Guía Verde.
En la lengua Maya Ma’alob significa imperfecto, bueno, apto, arreglo, desarrollar, mejorar, disfrutar; y kuxtal alude a bienestar, existencia, convivencia, vida… ambas palabras juntas podrían traducirse como “buen vivir”; así pues, mi propósito es ayudar a otros a descubrir una forma sostenible de vivir (y viajar).
Alrededor del mundo hay muchos lugares donde las personas y comunidades dan un uso óptimo a los recursos medioambientales, mantienen los procesos ecológicos esenciales y ayudan a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica generando un impacto mínimo sobre el medioambiente… encontrar esos lugares, acercar a las personas a ellos, generar conciencia sobre como vivir de manera sostenible y ayudar a otros a establecer sus propios lugares verdes (turísticos o no) es mi forma de dejar huella (una huella verde por supuesto).