Segundo

La curiosidad es una cualidad innata que todo ser humano posee, preguntarnos ¿por qué el cielo es azul? ¿qué cosa es la Luna? ¿por qué dan comezón los piquetes? ¿yo puedo volar?... es algo que hacemos instintivamente desde que aprendemos a hablar con la finalidad de comprender cómo es que funciona el mundo en el que vivimos.

 Para muchos, algunas de esas preguntas son solo eso, preguntas que quedarán sin respuesta… a menos, de que alguien con una mayor curiosidad y ganas de resolver el misterio entre en acción; y afortunadamente para el mundo, a lo largo de la historia han existido (y siguen existiendo) muchos de estos curiosos insaciables que no descansan hasta conocer “la verdad de las cosas”. ¿Por qué entre comillas?... Bueno, si algo han dejado bien claro estos magníficos curiosos, es que en este mundo TODO es RELATIVO.

El fútbol es lo mío; bueno, en realidad aunque el fútbol es mi favorito, cualquier deporte o actividad que me mantenga en movimiento es lo mío… no hay nada que disfrute más que sentirme agotada al final del día y relajarme sabiendo que aproveché y disfruté cada segundo al máximo.

He sido así desde pequeña, estarme quieta simplemente no es una opción para mi, yo AMO el movimiento.

Lo que sí he aprendido a lo largo de mi vida es que por mucho que ame el movimiento, hay ciertas reglas que debo respetar; desde los lugares (digamos que no me va muy bien si pretendo brincar en mi asiento durante una función de cine, pero correr por el parque es muy factible), el tiempo (puedo entrenar con mi pelota en las tardes, pero mis vecinos se enfurecen si lo hago por la noche) y hasta las personas (correr contra mis amigos me hace llegar al límite de mis fuerzas, pero debo ir mucho más lento si juego con mi primita de tres años).

Lo cierto es que por muy natural que sea el movimiento, ya sea en el fútbol, cualquier otro deporte o en la vida misma, siempre seguimos reglas; y al final, conocerlas y dominarlas puede ser la clave entre hacerlo bien y sacar el máximo provecho de la situación… o de recibir alguna desagradable consecuencia (como rebotarte tu mismo un balón en la cara… ¡auch!) 

¿Has notado que casi todos los problemas a lo largo de la historia se deben a que alguien quiere lo que otro tiene?... el hecho es que aparentemente resulta más sencillo quitarle a otro lo que tiene en lugar de trabajar y esforzarse por conseguir lo propio.

Lo cierto es, que tanto atacar como defender tienen su ciencia. No importa si se hace en tierra firme o a la mitad del océano; si se cuenta con cañones súper potentes y las mejores armas de fuego, o simples flechas y piedras… al final, no es la fuerza la que gana las peleas, sino la inteligencia, la estrategia y la capacidad que se tenga para utilizar los recursos.

La conquista trajo consigo nuevas reglas y formas de vivir que en definitiva no fueron favorecedoras para la mayaría de las personas, ni pueden ser consideradas un gran avance cultural ni social de ningún tipo.

Las exploraciones llevadas a cabo por los países europeos tenían la finalidad de conseguir recursos; mismos que obtuvieron (como habrás visto ya en muchas ocasiones) a la fuerza.

Esa fuerza y poder hicieron que aquellos “primeros pobladores del nuevo continente” se sintieran mejores y más merecedores de los beneficios obtenidos de estas súper productivas tierras, sin considerar que todo se daba gracias al esfuerzo, trabajo y conocimiento  de sus habitantes (los originales).

Algunos creen que para convertirse en un excelente deportista basta con dedicarle muuuuchas horas al entrenamiento físico; pero lo cierto es, que no basta solo con practicar y ejercitarse, sino que es sumamente necesario comprender la ciencia detrás de aquello que se quiere dominar.

La gente común suele asustarse por las cosas que no conoce, la gente como yo se maravilla por ellas.

¿Alguien te ha dicho alguna vez que no puedes hablar y comer pinole?  Es un dicho muy popular que trata de hacerte entender que no es posible hacer dos cosas al mismo tiempo.

Ahora bien, seguramente también estas familiarizado con el concepto de «multitasking» o habrás visto a un  hombre orquesta contradecir el dicho y pensarás «¡por supuesto que se puede!» … pero, ¿has intentado sobar tu panza (haciendo círculos) mientras tocas tu cabeza (arriba-abajo)? 

¿No es tan sencillo verdad?

Pero la práctica hace al maestro, y con dedicación, buena onda y buenas vibras es posible lograr cualquier cosa, incluso al mismo tiempo (bueno, al menos en la misma vida). En mi caso, fueron la astrofísica y la música  ¿para ti?

Al sonido le pasa igual, muchos creen que solo es posible percibirlo al escucharlo, cuando en realidad también es posible verlo; y claro, si el sonido es armónico y rítmico se puede incluso sentir, bailar, disfrutar… y por si fuera poco, además se puede medir.

Considerando que gracias a las propiedades del sonido yo logré cumplir uno de mis sueños, lo justo es ahora conocerlo a el y comprender cómo esas mismas propiedades dan vida a mi pasión «La música».

¿Te has imaginado alguna vez abrir los ojos una mañana y descubrir que nada a tu alrededor posee color alguno? Algo así como estar viendo el mundo como si fuera una película en blanco y negro, sin el verde de los árboles, el azul del cielo, ni lo brillante del sol…  O peor aún, ¿no poder ver absolutamente nada y andar por el mundo como si estuvieras jugando a la gallina ciega? ¿No suena padre verdad? Y claro, muchas personas han aprendido a vivir de esa manera, pero para el resto de nosotros no es sencillo ni imaginarlo puesto que nuestro mundo siempre ha estado lleno de color y luz (aunque lograr que hubiera luz en plena noche no nos fue naaaaada sencillo, pero lo logramos y definitivamente el esfuerzo y los desvelos valieron la pena).

A veces uno cree tener todas las respuestas; por ejemplo; a principios del siglo XX los físicos consideraban tener una visión casi completa de la naturaleza; sin embargo, la relatividad acabó con el carácter absoluto del tiempo, y la física cuántica con el determinismo de la mecánica clásica.

Desde muy pequeña me fascinaba observar las estrellas desde mi ventana. La Física me permitió admirar a las estrellas de una manera distinta, ahora no solo podía observarlas, sino que ahora podía entenderlas. 

Si bien el camino no fue fácil, fue completamente enriquecedor y satisfactorio; sin duda alguna, “la ciencia, debería considerarse como algo que nos ayuda a entender nuestro papel en el Universo.”